jueves, 8 de abril de 2010

EN UNA TARDE DE JUNIO

La historia que viene a continuación es una de esas que suceden por casualidad y según los acontecimientos que posteriormente tienen lugar le cambia a uno la vida.

En una tarde de Verano, en Junio, hace ya unos años un joven tenía que presentar una tesina para su carrera universitaria. Él manejaba bastante bien el ordenador pero no así la máquina de escribir. Le pregunta a unos conocidos si saben escribir a máquina, dándose la casualidad de que uno de ellos sí y además de disfrutar haciéndolo, era capaz de mantener una velocidad aceptable. Lo que no sabía este ayudante era lo que le esperaba en la aventura en la que estaba a punto de embarcarse.

Tras deliberar cual sería el mejor lugar para trabajar, este par de jóvenes, posteriormente amigos, se irían a compartir fatigas al trabajo del interesado, ¿¡un parque de bomberos!?.



EN UNA TARDE DE JUNIO




Aquella tarde nos preguntaste: -¿Sabéis mecanografía?-.
Apenas sí tardé en afirmarte que ayudarte podría.
Y al ver que esa letra indescifrable era capaz de leer,
¿Cómo iba yo a saber lo que me iba a suceder?.
Fuimos descartando lugares y horas para una ardua tarea
Hasta que se te “encendió la bombilla”
Y al unísono exclamamos: -¡Sea!-.
Íbamos a pasar un trabajo tú y yo a vuestra oficina,
De una Olivetti, tú y mis dedos saldría tu tesina.
Y aunque me agradecías que te ayudase en esa labor,
Viendo las circunstancias
Quien daba las gracias, al final, por ello era yo.
Sólo vi allí monos rojos y tardes de rosa…,
Lances azarosos del destino, ¡lo que son las cosas!.
Con instrucciones, máquina y folios, al final, fue un gimnasio
Testigo de una historia con personajes y hechos geniales.
Con la compañía reinante, ¿qué es eso del cansancio?,
Por ver delante a cierta mujer, trabajar la pena vale.
Tras ensañarme escribiendo me hacíais parar:
Para que trepase con todos vuestra cuerda vertical…,
…otros días quince goles en dos horitas fueron eternos,
Parecía que empezando en Verano se acababa en Invierno.
Sería imposible describir tanta andanza sin “darnos la uvas”,
Así que, resumiendo, con este poema quiero
Agradecer eternamente el haberme pedido ayuda,
En una tarde cualquiera de Junio,
A ese amigo y gran profesor
Y aun trabajo que de su cabeza salió.
Pues por ese “mensajero enviado del cielo”,
Dio comienzo una historia genial
Que sucedió en un parque de bomberos.