TUVE UN SUEÑO
Buenas a todos.
Os presento otro puñado de versos que son, como una especie de sueño
con fases un tanto absurdas, disparatadas e incluso dantescas y otras esperanzadoras y de feliz resultado.
Se trata de una persona que recibe la
mala y preocupante noticia de que
un familiar suyo, del cual se encuentra físicamente lejano, tiene que ser
evacuado de urgencia de su casa por una dolencia cardiopulmonar con un estado
de salud de extremada gravedad.
Una noche esta persona tiene el extraño
sueño de que se encuentra junto a este familiar en el hospital. De repente el
familiar convaleciente, que se encuentra dormido, despierta, dejando pálido e inmóvil a su
acompañante, no sólo por la rapidez con la que se recupera sino aún más por la
reacción que tiene al ser informado de dónde se encuentra y la dolencia que le
aquejaba.
En el momento de avisar a la
familia de tal suceso tiene lugar el final del sueño, cortado de raíz por un
despertador....
TUVE UN SUEÑO
Llegó
a mis oídos cierto día,
Por
la noche, por la tarde o la mañana,
con
exactitud decirlo no podría
que
le sacaron corriendo de su casa.
Recostado
iba su asiento
En
ese llamativo carruaje
Que,
de Valdavida salió como el viento,
Con
unas luces en el techo dando el cante.
Su
corazón intentaba descansar,
Sus
pulmones el preciado aire rechazaban,
Sus
caballos iban a todo galopar
A
donde unos días tendría su morada.
Una
noche, soñando, al nacer la madrugada,
En
un salón de actos dormido le encontré,
Con
su boina, ocupando una butaca
Y
para darle compañía a su lado me senté.
Le
encontré con varios tubos:
Unos
iban a sus venas, otros hacia su nariz,
Para
respirar tenía algunos,
Otros,
sin moverse, le liberaban de su orín…
De
repente despertó
Y
se volvió hacia mí:
-¿Dónde
estoy?, -me preguntó.
-¡Tío,
has despertado!,- temblando respondí.
(mi
tío)
-No
conozco este lugar,
¿p’a
qué tengo tanto cacharro?-
(sobrino)
-Te
han traído a un hospital,
Casi
te vas con todos los Santos.
(mi tío)
-¿¡Qué,
cómo!?, ¡me cagüen la leche…!.
¡Qué
cojones!, me voy al pueblo con la mujer.
Se
arrancó la maquinaria echando pestes
Y
atravesando la sala, al pueblín echó a correr.
Llamé
al médico de guardia
Contándole
tan grato suceso:
-¡No
es, doctor, ninguna falacia!-,
Aseguré
con el semblante aún macilento.
Llamaron
a los familiares,
Que
vinieron colmados de abrazos.
Luego
me preguntó mi padre:
-¿¡Qué
pasó, tito!?, ¿ya estás más calmado?.
No
había concluido la situación
Cuando
el Casio de mi mesita
Canturreó
el sonido del madrugador,
Arrancándome
de mi camita.
Desperté
con la esperanza de que tal sueño,
Si
bien en parte ficción,
Fuese
real, con mi tío en el pueblo
Respirando
sus pulmones y latiendo el corazón.
Supe
luego que pudo volver
Tras
el susto que nos dio,
Con
su boina calada, a casa, con la mujer,
En
su pueblín querido de León.
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